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REVISTA CÓDIGO 3

COMO NO SACAR A LA LUZ ESTOS RECUERDOS, SI ESTOS MUCHACHOS DE HOY LO RECORDARON "ARRIBA LA CELESTE Y EL MARACANAZO" 1950 - 2011.

COMO NO SACAR A LA LUZ ESTOS RECUERDOS, SI ESTOS MUCHACHOS DE HOY LO RECORDARON "ARRIBA LA CELESTE Y EL MARACANAZO" 1950 - 2011.

 

RECORDAR A ESTOS MUCHACHOS NOS HACE MUCHO BIEN Y ESTE ES UN HOMENAJE DE JOSÉ A. ZARZA PARA ”CODIGO TRES”

EL MARACANAZO SACADO DE;  Copa Mundial de Fútbol de 1950 - Wikipedia, la enciclopedia libre   ENCICLOPEDIA DIGITAL

Antes de empezar el partido, los futbolistas uruguayos eran conscientes del enorme favoritismo del que gozaba la escuadra brasilera. El entrenador uruguayo Juan López Fontana deseaba evitar una derrota humillante, y pidió a sus jugadores que jugaran defensivamente; cuando López se retiró el capitán uruguayo Obdulio Varela dijo a sus compañeros: "Juancito es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España". Los hombres de la escuadra uruguaya entendieron así que jugar defensivamente contra el equipo brasilero resultaría en una derrota por goleada. Poco antes de entrar al campo de juego los futbolistas uruguayos perciben el estruendo de los aficionados brasileros en las tribunas del Maracaná. Varela animó a sus compañeros diciendo: "Muchachos, los de afuera son de palo, que comience la función". El juego empezó a las 15 horas.

Al empezar el partido el equipo brasilero empieza su habitual presión con delanteros, en busca del gol y para liquidar el partido en el menor tiempo posible. Cabe destacar que los anteriores triunfos de Brasil en el torneo habían sido por abultado margen, y en esta ocasión la afición local casi exigía repetir goleadas similares. El portero uruguayo Roque Máspoli logra contener los ataques brasileros exitosamente, y así finalizar la primera mitad del tiempo reglamentario, ambos equipos se retiran empatados a cero, pese a la molestia en las tribunas por falta de goles.

Pese a este desagrado, el optimismo continuaba entre el público local pues con el empate Brasil se estaba consagrando campeón mundial. A comienzos del segundo tiempo en el minuto 2, el brasilero Friaça anota el primer gol de la tarde. Una gran celebración empieza a inundar el estadio, incluyendo algunos petardos. La algarabía dura poco pues el capitán uruguayo Obdulio Varela acude a reclamar una posición delantada al árbitro, para ganar tiempo y restar tensión al partido; años después Varela reconocía que en el caso de seguir jugando en medio de la algarabía del público brasilero, el empuje de los futbolistas locales hubiera precipitado una goleada contra Uruguay.

Tras bajar la tensión del público y de los equipos, se reanuda el juego, y en el minuto 21 anota un gol el uruguayo Juan Alberto Schiaffino e iguala el marcador del encuentro. Con este resultado de 1-1 aún se adjudicaba Brasil el mundial. Aun así los jugadores uruguayos continúan defendiéndose acertadamente, y continúan inclusive lanzando ataques sobre el área brasilera.

Sin embargo, en el minuto 34 del segundo tiempo se genera otro ataque uruguayo donde Obdulio Varela lanza un pase largo hacia Alcides Edgardo Ghiggia, éste supera al defensa brasilero Bigode, finge un centro ante el arquero local Moacir Barbosa, y patea un violento tiro entre el arquero y el poste. Ghiggia anota así el segundo gol para Uruguay y el estadio queda en silencio.
Inclusive los futbolistas uruguayos quedan impresionados con el repentino silencio en el recinto, donde minutos antes reinaba la euforia de la afición.

Estaba a punto de finalizar el partido, Brasil atacaba con todo su poderío, pero le es imposible revertir el resultado. Al cumplirse el tiempo oficial, a las 16.45 horas, el árbitro inglés George Reader silbaba el final del partido, con lo cual estallaba la alegría de los jugadores uruguayos. Al finalizar el partido la mayor parte del público salió en silencio o llorando del Estadio Maracaná, los futbolistas brasileros mostraban abiertamente su pesar, y la prensa local lanzaba comentarios apenados e incrédulos ante una derrota totalmente inesperada; la banda de música traída para la ocasión no ejecutó pieza alguna, no percatándose de la ceremonia de entrega de la Copa Jules Rimet a Uruguay.

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